miércoles, 7 de julio de 2010

NUEVA ZELANDA: MAORIES, VOLCANES Y VELA



Domingo 27 a Viernes 2 de Julio de 2010

Nueva Zelanda

Día 26 a 31

EL VIAJE INTERIOR

Pedro Madera, el experto en viajes, dice de Nueva Zelanda que es como un espejo de las islas Británicas al otro lado del mundo. Estoy de acuerdo. Durante muchos estos días me he sentido transportado a mis años en Gran Bretaña.

Pero vamos a comenzar por el principio. Nueva Zelanda tiene una extensión similar a la de Gran Bretaña, pero una población de tan sólo 4 millones de habitantes, repartidos en las dos islas que forman el país. La capital es Wellington, pero Auckland concentra el 25% de toda la población. Mi vuelo de vuelta a la tierra, desde el paraíso, llegó a Auckland, por lo que el viaje a la isla sur, que está a 700 Km, quedó descartado de inmediato. Ni fiordos, ni los Alpes de Nueva Zelanda. ¡Qué se le va a hacer!

El aislamiento es una de las claves de este país, tanto desde el punto de vista de la naturaleza y la fauna como del de sus habitantes. Los maoríes llegaron a estas islas, como a Polinesia, Hawaii, etc. hace unos 1000 años y permanecieron aislados hasta el siglo XVIII, en que Cook arribó. Estas dos culturas, la inglesa y la maorí, forman una curiosa mezcla que conforma el carácter del país.

En la isla norte hay, entre otros, 3 puntos de interes: Auckland, Roturua y Bay of Islands. Ésta última, que es ideal para navegar, avistar ballenas o visitar islas, no resulta muy apropiada en invierno, por lo que al final la sustituyó en mis planes por otra bahía: la bahía de Plenty (o de la Abundancia).

En muchas guías recomiendan es alquilar una caravana y recorrer el país sin depender de alojamientos, y sin restricciones de tiempo o compromisos previos. Me siento aventurero y por una vez hago como muchos turistas. La verdad es que mi pequeño monovolumen me sorprende por su versatilidad, y salvando el problema del frío y de la falta de ducha/baño, resulta con algunas noches en un hotel, la experiencia es positiva (creo que mi cuello no está de acuerdo, pues las almohadas no son de lo más adecuadas). Gracias, a Dios, esta vez la conducción por la izquierda tampoco ha sido un problema (ni un cambio de carril por error), aunque que el coche fuera automático ayudó.

Auckland, o la ciudad de la vela, efectivamente vive de cara al mar, y más en concreto a su amplia bahía. El éxito del desafio neozelandes para ganar la Copa América a principios del siglo XX (a pesar del polémico final de una de las competiciones que acabó en los tribunales) sirvió para que la puerta marítima de la ciudad, el Prince Wharf se modernizara. Ahora, además del uso para la vela de competición y para la turística (se puede salir a regatear en un barco real que participó en la Copa América; hubiera querido hacerlo pero el tiempo metereólogico lo impidió), se han instalado una enorme cantidad de locales de restauración y ocio, además de un lujoso hotel y un centro de convenciones, que comparten con lujosos apartamentos las mejores vistas a la bahía y al puente.

Más allá de esta zona que realmente he disfrutado, me ha encantado el resto de la ciudad. Es monderna, ordenada y sin excesivo tráfico, aunque le falta una personilidad definida. Muy inglesa.

En cuanto a Roturua, que se encuentra a 250 Km al sur, lo más destacable es la huellas de la cultura mohorí y los géiseres y volcanes. Una combinación que la ha convertido en el centro turístico del país.

De la cultura indígnea, ya tenía bastantes referencias por mi amor confesable por los All Blacks (nombre de la selección de rugby del país). Es una tradición familiar disfrutar del torneo Cinco Naciones los sábados en la sobremesa, y a través de este torneo, llegue a los míticos jugadores de Nueva Zelanda y en particular a los mahoríes. Incluso tengo una camiseta del equipo comprada en España y que orgullosamente he lucido en el viaje. No obstante, me ha agradado el orgullo con el que estos nativos mantienen su cultura y sus tradiciones: la talla de la madera (verdaderos expertos) y el trenzado de las prendas con hoja de palmera. Y he podido disfrruar (austarme) con la famosa haka (danza mahorí que los All Blacks interpretan al principio de cada partido), aunque he de decir que no hay nada comparable a verla en un campo de rugby. Sólo con verla se entiende porque esta vez los ingleses tuvieron algún problema más para someter a los nativos.

Lo que sí me ha impresionado y mucho es el carácter volcánico (y realmente activo) de la zona y su reflejo en géisieres, cráteres, aguas termales y volcanes más o menos activos. Es realmente sorprendente acudir a 2 parques en una zona de apenas unos kilómetros, y ver que a simple vista hay decenas de agujeros en el suelo que desprendes vapores, o ver piscinas de barro borboteando por doquier o cráteres de donde sale agua de todos los colores imaginables, por no hablar de la violencia de los geiseres, y todo aromatizado con un olor a huevos podridos procedentes de los vapores de azufre (si hubiera tenido aquí los explosímetros que llevamos a las refinerías hubieran estado pitando sin parar). Y cuesta imaginar que algunos de los preciosos lagos de dimensiones kilometricas, que son producto relativamente reciente de una explosión volcánica.

Se siente uno como si estuviera andando sobre una capa de hielo que fuese resquebrajarse y tragarte. ¡Y allí viven y trabajar tan tranquilos! Aunque también tiene sus ventajas: el terreno es muy fértil y los paisajes son maravillosos, con una vegetación selvática única, en la que destaca el koru (o helecho de color plata; sólo lo es por el lado que no le da el sol), que es la planta por excelencia y uno de los símbolos del país.

El tercer destino del viaje, llegó casi por sorpresa. Me acerqué desde Roturúa para ver las playas de la bahía y me encontré con una tarde de invierno como las que a veces nos regala Madrid en la misma época: sol a raudales, que hace agradabilísimo pasear bajo él. La playa de Tauranga y el monte Maunganui, resultaron ser una delicia y aún más la puesta de sol. A pesar de ser pleno invierno, como si fuera comienzo de enero, de nuevo la fortuna me permite disfrutar de otra playa en otro país distinto.

Por cierto, en algún momento tendrá que dedicar un capítulo a las fotos de casas con vistas al mar/bahías/ríos que he ido recopilando.

PLAN

Me espera Australia. Finalmente he decidido ir a Cairns por la barrera de arrecifes y la selva, y a Ayers Rock para ver el Ulururu, junto a unos días en Sidney.

FRASE DEL DIA

Más de Reinventarse.

“Einstein nos decía que la clave no es encontrar la respuesta a viejas preguntas, sino hacernos nuevas preguntas”

ANÉCDOTA

Los neozelandeses se llaman a si mismos kiwis, denominación que aparentemente agrada a maoríes como a europeos. ¿Un numbre de fruta? Aquí está la confusión. En realidad los kiwis son unos pájaros sin alas que sólo viven en Nueva Zelanda. El nombre de la fruta que todos conocemos (kiwi fruit para ellos) es un puro ejercicio de un muy exitoso marketing. El kiwi que conocemos es un fruto procedente de China, que un avispado neozelandes vendió a todo el mundo con ese nombre. A pesar del éxito, las imitaciones no han conseguido copar más de un tercio de la producción mundial; el resto sigue siendo de Nueva Zelanda.

Por cierto, iros pereparando para una nueva variedad.

CANCIÓN

De la soprano kiwi Kiri te Kanawa, un enlace a una canción maorí (es interesante ver el video con algunas de las bellezas del país).

http://www.youtube.com/watch?v=WV88zD55_zc

3 comentarios:

  1. Sólo a un ingeniero industrial se le puede ocurrir ir a nuestras antípodas por el camino que has elegido en lugar de elegir el camino más corto, que como todo el mundo sabe es la línea recta. En efecto, si lo hubieses hecho así, por ejemplo acompañado por un buen ingeniero de minas que te asesorara en los temas relativos a túneles y excavaciones, la distancia total a recorrer hubiese sido equivalente al diámetro de la Tierra. Por tu método, suponiendo que hubieses ido recorriendo el meridiano correspondiente, y suponiendo que ese meridiano es perfectamente circular, la distancia a recorrer se multiplica por la mitad del número pi (más del 50%). En definitiva, te hubieses ahorrado en torno a 6.000 kilómetros.

    Además de estas reflexiones, tengo una curiosidad observando las maravillosas fotos que estás compartiendo con nosotros. ¿Cómo estás haciendo para cubrir esa variedad de vestuario que nos muestras? Pasas del polo fashion de la fase americana a la ropa de abrigo en esta fase oceánica. ¿Renuevas el vestuario, lo llevas en una maleta enorme, lo alquilas?

    Y otra curiosidad, veo que estás haciendo colección de sombreros, viseras, gorros y demás enseres. Te hemos visto con sombrero tejano, visera deportiva, gorra militar, …
    ¿Las traes de vuelta?, ¿nos vas a sorprender con un sombrero cordobés este verano?

    We are looking forward to hearing from you…

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  2. Luis,

    Efectivamente dos errores: no contar con un director de logistica y transportes y no haberme traido un minero. Imperdonables ambas, pero cosas de las prisas.Ademas con haberte traido a ti habria bastado, no?

    En cuanto al vestuario, nada de abundante.El tema es que tengo que ir poniendome lo todo, hasta que pueda hacer un reabastecimiento de lavanderia (en concreto lo hice aqui en Nueva Zelanda, asi que ahora no hare mas que repetirme como la cebolla.

    Lo de las gorras es muy importante cuando uno pasa mucho tiempo en la calle. son buenas para el sol y tambi'en para el frio y la lluvia. Ademas me gustan y tengo una modesta coleccion, asi que a las 3 que me traje he ido anadiendo, pero solo 2 o 3 mas.Lo del sombrero tejano fue un prestamo. aunque he de contar con una baja porque esta semana se me volo una de ellas en pleno arrecife.

    Looking forward to seeing you, back home


    Javier

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  3. Jajajajaja... Buenísimo lo de la gorra en el arrecife...

    Sigue posteando. Nosotros seguiremos leyendo con curiosidad y atención.

    Entiendo que mañana verás la final,no? Al loro con los horarios.Imagínate la que se está montando en Madrid...

    Un abrazo,

    Álvaro

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