
Jueves 29 de Julio de 2010
Madrid
Día 59
EL VIAJE INTERIOR
Una de tópicos: se me hecho cortísimo. Sí, parece que fue ayer, y no hace 60 días, desde que comencé la aventura. Pero es hora de hacer balance.
He de confesar que no voy a ser muy original, voy a usar un par de citas y me voy a referir al blog de mi coach Juan Carlos Cubeiro, para haceros llegar mis sentimientos.
Las dos frases son:
“La felicidad es el sentido y la finalidad de la vida, el objetivo y fin de la existencia humana” de Aristóteles.
“El verdadero viaje empieza a la vuelta” de El Principito se pone la corbata.
Creo que la palabra felicidad es la que mejor describe mi estado de ánimo al completar el viaje. Y casualmente Juan Carlos nos ofrece en su post del 3 de Julio (día de su cumpleaños) lo que él llama 12 campanadas para la felicidad, que él además acompaña de ejercicios para “desarrollarla”:
1. Gratitud.
Tanto en su aspecto de actitud como de aprecio. Y es ahí donde quiero abundar. El viaje en solitario te pone en una situación de vulnerabilidad que te predispone a apreciar realmente hasta las mínimas cosas, los pequeños y grandes regalos cotidianos.
Doy gracias por este mundo tan variado y hermoso y todas las maravillas que la Naturaleza pone a nuestra disposición. He disfrutado y exprimido todo lo que he podido de ellas.
Ya lo hice cuando el viaje comenzó, al soltar amarras. Dí las gracias a mi “equipo”, a los que hicieron posible el viaje, pero ahora tengo mucha más gente a la que dar las gracias, a todos los que han compartido la aventura. A Francis, Roberto, Silvio, Palmira, Emiliano, Christofer, David, Daniel, Carlos, Oliva, Susan, Craig, a la gente de los hoteles en San Francisco, Bora Bora, Delhi, Agra, a los guías de tantas ciudades, a la gente de los barcos en Cairns, en Mo’orea, al chico del alquiler de bicis en Kyoto, a mis conductores en Delhi y Agra, y en general a todos la gente que ha hecho que el viaje sea realmente una delicia.
2. Optimismo
Entre esta clasificación que nos divide a todos entre optimistas y pesimistas, yo estoy claramente con los primeros. Y el viaje me ha permitido serlo un poco más después de ver cómo el mundo es cada día un poco mejor, porque hay mucha gente buena.
3. Simplicidad
Gran principio. Volver a las raíces, eliminar lo superfluo y lo fatuo. Abandonar todas esas cosas que sólo hacemos por aparentar, para el “tener” en vez del “ser”.
4. Amabilidad
Voy a ser un poco injusto, y voy a olvidarme de muchísimas muestras de amabilidad que me he encontrado por el viaje en todos y cada uno de los países, y voy a destacar la cultura japonesa, donde la amabilidad no sólo es individual sino cultural. Es una sociedad amable, que cuida las formas, y por lo tanto más civilizada. Con amabilidad también se consigue más que con una espada (ya el dicho es con las palabras, pero creo que el cambio también es válido).
Además estoy de acuerdo con lo que dice Juan Carlos: la verdadera felicidad consiste en hacer felices a los demás.
5. Cuidar las emociones sociales
¡He tenido tantas oportunidades de observar estas emociones, gracias a las dificultades del lenguaje! Sin el lenguaje me he tenido que fijar en el espejo del alma y en ese lenguaje universal que es el corporal.
Por cierto, no sabéis lo que se puede hacer con el tiempo que no dedicas a ver la TV, y solo a cambio de renunciar a ver lo que todo el mundo ve sobre la vida de los demás.
6. Resiliencia, o en términos más coloquiales, el aguante.
Los ingenieros entendemos bien el término y yo particularmente lo practico tanto como puedo. Para mi es una consecuencia de la empatía, de ponerse en lugar del otro, de aceptar y entender que a veces las circunstancias no son las habituales, pero que no por hecho hay que caer en el desánimo. El optimismo y el buen humor también ayudan.
7. Perdón.
“Perdonar no es olvidar; es vivir en paz con la ofensa”. Este viaje me ha servido para reflexionar e intentar pedir perdón por mis errores a todas las personas que hayan podido sentirse ofendidas por mi comportamiento. Este último año ha sido muy duro, y he tomado muchas decisiones difíciles, pero creo haber alcanzado una cierta paz interior por los errores que seguro he cometido. Desde aquí, pido perdón a todos los que los hayan sufrido, humildemente y desde la premisa de que no ha sido mi intención dañar a nadie. PERDÓN.
8. Fluir
Esa sensación de paz, que en la cultura oriental, tan bien entienden, y que Juan Carlos llevo al título de su libro más exitoso (La sensación de fluidez). Creo que esa forma de equilibrio interno la he alcanzado durante gran parte del viaje, realmente me he sentido con una gran Paz interna y en armonía con mi entorno.
9. Saborear las alegrías de la vida.
No las he saboreado las he exprimido. ¡Cuántas veces he disfrutado con pequeñísimas cosas! Recuerdo un día en la playa de Bondi en Sidney, dónde encontré una pescadería con un excelente marisco al peso, y saboree (no simplemente comí) unos magníficos y enormes langostinos bajo un sol invernal pero cálido. Todavía puedo rememorar el momento con intensidad.
10. Comprometerte con tus objetivos
Supongo, que mucha gente pudo albergar dudas de que el viaje lo completará como lo planee: bien por abandono o simplemente porque me quedara en alguno de los destinos. No digo que no haya habido instantes en que esas ideas hayan rondado (ambas), pero han sido realmente una auténtica minoría.
Pero la razón de haber seguido este objetivo autoimpuesto no es un simple cumplir por cumplir, es algo más, tiene que ver con una idea con una visión global del viaje, como algo más importante que cada una de sus partes individuales. Estoy muy contento, feliz de haber cumplido con creces mis los objetivos de mi viaje.
11. Cultivar la espiritualidad
Tres aspectos me han hecho conectarme con ese lado espiritual, trascendente que de una manera u otra todos tenemos: la Naturaleza, la meditación y el contraste con otras culturas y otras formas de espiritualidad (tan cercanas, tan distintas). Alimento para el alma.
12. Cuidar cuerpo y alma.
Bueno, no he querido aburriros con números sobre distancias recorridas, medios de transporte empleados, etc., pero solo un pequeño ejemplo: he calculado que habré recorrido a pie una distancia superior a los 500Km. Este ejercicio, unido a una dieta variada, y a un continuo contacto con la Naturaleza, han hecho que también el cuerpo vuelva algo mejor de lo que se fue.
De nuevo gracias a todos, por este viaje que me ha hecho FELIZ y, espero, una persona un poco mejor.
“El verdadero viaje empieza a la vuelta”