Jueves 3 de Junio de 2010
Florida
Día 2
EL VIAJE INTERIOR
Los planes son para disffrutar mientras se hacen, y para después romperlos. Hay que aprender a aceptar la vida tal y como es, y adoptar nuestra mejor actitud (perdón por no poder citar exactamente a Viktor Frankl, pero ese es el espíritu. Por cierto, gracias a Roberto engeolen por el regalo de su libro El hombre en busca de sentido: ¡buena elección!).
Pronostico metereológico: nubes sobre Miami con tormentas muy probables. Plan B: Disneyland o el centro de la NASA. Nos decidimos por este último, y nos preparamos para recorrer las casi 200 millas de camino en dirección Norte hacia Orlando.
En ruta, un para de paradas en lugares al borde de la autopista con pleno sabor americano. Decoración de granja o de bar de carretera de comida rápida. Mucho ketchup, mostaza y grandes y crujientes patatas fritas. El arquetipo.
Por mucho que imagines el tamaño y la espectacularidad de este dentro espacial es difícil que no te sorprenda. Todo está hecho a otra escala. A escala de las naves espaciales y de los héroes que las conducen. El centro para los visitantes está pensado y preparado para pasarlo bien y para que todo sea cómido y sin aglomeraciones.
Lo mejor: la visita a las zonas donde se realizan o se realizaron los lanzamientos de los Apolos y los transbordadores (incluídas las instalaciones donde se ponen a punto dichos transbordadores tras cada viaje), las zonas de los talleres en las que trabajan los ingenieros en los nuevos equipos (vimos equipos internacionales con americanos, canadienses, europeos, entre ellos varios italianos) y la pelicula en 3D sobre como se reparó el Hubble en el espacio. Ésta última es increible: ver como trabajan en ausencia de gravedad a kilometros de la tierra, pero con ella de fondo o como se come en ausencia de gravedad, … en dos palabras impresionante.
LOS LUGARES
Todo el centro está rodeado de una naturaleza impresionante, y muy cuidada. Las últimas personas en abondonar la zona de los lanzamientos son los responsables de asustar a los animales para que no sufran daños ¡!!!!!!
Pudimos ver cantidad de pajaros, tortugas, nidos, de todo menos el esperado cocodrilo. Un sitio precioso en cualquier caso, también desde el punto de vista de la naturaleza.
PLAN
Mañana despedida de Miami y viaje para Boston.
FRASE DEL DIA
Viendo la excelente cooperación entre los cienntíficos de todas las naciones, y los impresionantes resultados, uno no puede dejar de pensar en qué se podría conseguir si se dedicase el dinero de las guerras y el armamento (en Afganistán o Irak) a proyectos de investigación o espaciales.
ANÉCDOTA:
Aquí va un chiste por gentileza de Roberto Charron (espero que no haya que pagar a la SGAE):
UN LADRÓN ENTRÓ A UNA CASA CON SU LINTERNA EN LA MANO.
CUANDO ESTABA REVISANDO LA COCINA Y EL COMEDOR, EN BUSCA DE LA PLATERÍA , ESCUCHÓ UNA VOZ EXTRAÑA
COMO DE ULTRATUMBA QUE LE DECÍA:
-DIOS Y JESUS TE ESTÁN MIRANDO...
EL LADRÓN SOBRESALTADO, APAGÓ LA LINTERNA Y COMENZO A PENSAR QUE SUCEDIA, SI ESO QUE ESCUCHÓ ERA DE LOS NERVIOS QUE LO TRAICIONABAN, O QUÉ..!!!
-'DIOS Y JESUS TE ESTÁN MIRANDO'... VOLVIÓ A ESCUCHAR...
ENCENDIÓ NUEVAMENTE LA LINTERNA Y VIO A UN LORO APOYADO EN UN PALO, QUE LE REPITIÓ...
-'DIOS Y JESUS TE ESTÁN MIRANDO'
...AL LADRÓN LE VOLVIÓ EL ALMA AL CUERPO...
-'LORO DE MIERDA, ME ASUSTASTE.... DE DÓNDE SALISTE?'
-'SOY MOISES'...CONTESTÓ EL LORO.
-'HIJO DE PUTA.....QUIÉN FUE EL QUE TE PUSO EL NOMBRE DE 'MOISES'?'
-'EL MISMO GUEVON QUE LE PUSO 'DIOS Y JESUS' A LOS DOS ROTTWEILLER QUE ESTÁN DETRÁS TUYO Y QUE YA TE AVISÉ QUE TE ESTÁN MIRANDO'...
Hoy te voy a contar una anécdota sucedida en Miami; una anécdota repetida hasta la saciedad en mis reuniones con amigos. Incluso tiene tanta personalidad (la anécdota) que ya me la piden que la cuente como si se tratara del último chiste de Chiquito. Es la anécdota de la “pareja gay”. Y no me refiero a las salsas (ojo, digo salsas y no cremas) que Chema y yo nos echamos en la playa de Zahara cuando celebramos el veranillo de San Martín ante el asombro de algún alemán rezagado, o de algún lugareño despistado, sino al recuerdo de un viaje que realicé hace tiempo a Nueva York y Florida con otro de mis mejores amigos, que tú conoces, a cuenta de una afamada compañía de telecomunicaciones.
ResponderEliminarAsí es. Mi amigo había ganado un premio de ventas en la no expresamente mencionada compañía de telecomunicaciones (porque no sabían, ni se podían imaginar que llevaba un móvil de la competencia) y cometió el terrible error de invitarme a mí, en vez de impresionar con semejante viaje a alguna de las atractivas novias que merodeaban en su vida en aquella época. Nunca he sabido, si la invitación fue de ésas que esperas que te digan que no (que me perdone mi amigo la desconfianza) porque se supone que soy una persona seria, muy ocupada y con multitud de obligaciones familiares, o porque realmente consideraba que yo era la persona idónea para semejante aventura. Pero la realidad es que no lo dudé ni un instante y en plena presentación de cuentas (en mi sociedad) me surgió un problema en Estados Unidos que sólo yo podía resolver.
Fue una semana intensa donde nunca tendré palabras suficientes para agradecer a la compañía (donde trabajaba mi amigo) las atenciones dedicadas. Los hoteles de primera, las comidas también y la compañía (no la de telecomunicaciones, los que iban con nosotros)…, diferente. La verdad es que la combinación era explosiva: por un lado, sesudos directores comerciales y flamantes directores generales con sus sexudas mujeres (o eso decían).Y por otro, nosotros, por cierto también directores generales y comerciales, pero no tan sesudos y por supuesto, sin mujeres sexudas, con, eso sí, muchas ganas de divertirnos. En fin, asumimos el rol de ser los chicos divertidos del grupo y tanto nos hicimos notar que una de las noches, en Miami, junto a la playa, cargados de mojitos, en la fase de exaltación de la amistad, nos dedicaron la canción de Elton John “Song for gay”. Al principio, inocentes, no hicimos mucho caso de la indirecta. Es más, no consideramos aquello como una indirecta. Pero pronto, empezaron a pedirnos aquello de “que bailen, que bailen” y como ya sabes que no nos cortamos un pelo con este tipo de desafíos, nos pusimos a “bailar pegados”. La cosa se complicó cuando del “que bailen, que bailen” pasaron al “que se besen, que se besen” que tampoco nos dio mucho reparo. Estábamos en la fiesta y además éramos los chicos divertidos del grupo! Así que ni cortos ni perezosos nos besamos con inocencia virginal en la mejilla. La ovación del público fue explosiva y no conformes con nuestra gesta, nos empezaron a gritar “en la boca, en la boca”. Fue ahí donde mi amigo y yo tomamos conciencia del asunto. No sé cómo, pero declinamos amablemente la invitación y desviamos la atención hacia una pareja de recién casados que caminaban por la zona. De ahí, el resto ya lo puedes imaginar. Eso sí, la confusión le sirvió a mi amigo para ganarse la confianza de la animadora que había contratado la compañía (la de telecomunicaciones) para enseñarnos Cabo Cañaveral, Disneyland and so on, y poder conocer la “cultura americana más profundamente”. Yo, sin embargo, utilicé la confusión para conocer en profundidad los lobbies de los maravillosos hoteles donde pernoctábamos…
Así que, Javier, mucho ojo con los mojitos…
Yo también tengo alguna anécdota en Miami precisamente con mojitos, de la que además tengo pruebas fehacientes.
ResponderEliminarAl desenpolvar la guia de Miami para el viaje, apareció la cuenta de un conocido bar en Española Way en la que figuraban 2 comensales y 12 mojitos además de otras bebidas espirituosas. Sin comentarios.