Viernes 4 de Junio de 2010
Boston
Día 3
EL VIAJE INTERIOR
Boston me recibe con un clima excelente: un sol primaveral. Pronto aprecio las ventajas de una ciudad bien comunicada: en menos de media hora estoy en el centro en transporte público.
¿Por qué Boston en este viaje? Mi aficción por los libros sobre gestión me unió de alguna manera con una de sus Universades: Harvard. En un futuro no descarto cursar alguno de los numerosos posgrados que aquí se imparten.
Quiero ver y “vivir” los ambientes de sus universidades (las otras son el MIT, Massachuset Institute of Technology y Cambridge); espero que me dejen una impresión similar a la que me produjo visitar en su día Oxford, y andar por los mismos atrios por dónde paseo Newton …
LOS LUGARES
La tarde la he pasado tomando un primer contacto con la ciudad, sus calles y sus habitantes. He disfrutado particularmente de sus jardines del centro: Boston Common y el Jardín Público. Jardines típicos ingleses que se disfrutan en cuanto hay un poco de sol como ha sido el caso.
Otra zona que me ha gustado ha sido el centro histórico con el Beacon Hill. Unos edificios del siglo XIX y unas floristerías que llaman la atención (siempre lo hacen en cuanto salgo de España: ¡tenemos tan poco costumbre de comprar y regalar flores!)
PLAN
Hacer una panorámica de la ciudad el sábado y disfrutar con uns paseos el Domingo. El lunes para la Universidad
FRASE DEL DIA
Del libro El Principito se pone la corbata de Borja Vilaseca, una frase y una apostilla.
“Me ha llevado muchos años, pero al final he comprendido que las cosas verdaderamente importantes de la vida no podemos verlas con los ojos. Solo podemos sentirlas con el corazón”. Y yo añado, y son todas absolutamente gratis, y cuanto más importantes menos se pueden comprar con dinero.
ANÉCDOTA:
En el jardin público hay un lugar preparado para oficiar bodas, y cuando llegué estaban con el ensayo general de una. La prueba incluía el entrenamiento a 2 perros que entraban en escena en determinado momento para sentarse a los pies de la feliz pareja. El “mágico” momento ha quedado inmortalizado en un para de fotos.
Una de las decisiones más difíciles de mi vida fue la elección de mis estudios post-doctorales. En realidad, como tú, mi motivación no era solamente convertirme en una rata de biblioteca, sino de poder “conocer mundo” bajo el paraguas de una buena formación adicional. Acababa de terminar ingeniería en Madrid y dos ciudades eran el foco de mi interés: París y Boston. Y dos disciplinas el motivo de mi inquietud: la modelización matemática y la gestión empresarial. Desde el punto de vista logístico, que como decía era la excusa para salir de España, París y sus alrededores, albergaban, por una parte, una de las denominadas Grandes Escuelas de Ingenieros “Ecole des Mines” y por otra, la prestigiosa Escuela de Negocios conocida como el INSEAD. Boston, como ya has descrito perfectamente, el MIT y Harvard. Elegir debería ser fácil para alguien que tiene claras las ideas de lo que quiere hacer pues las dos alternativas resultaban totalmente opuestas: la Europa clásica frente al Nuevo Mundo, la cultura francesa contra la americana, el francés ó el inglés, lo que ya había empezado a hacer durante la carrera (matemáticas) o lo que empezaría a hacer después de la carrera (gestión)… Al final decidí ir a París y seguir con lo que había empezado, las matemáticas aplicadas a la ingeniería. ¿Las causas? seguramente me salió la vena romántica que antaño quería evitar; me imaginaba paseando por las orillas del Sena, hojeando los libros de los bouquiniers o subiendo la escalinata de Mont-Matre, o el mundo de Toulousse-Lautrec por los barrios de Pigalle; quizás afloró mi lado más sentimental recordando las historias que mi padre me contaba de pequeño cuando estuvo viviendo en Rouan en su infancia. Y por qué no, también el aspecto económico fue decisivo, ya que, no sé cómo, pero los franceses fueron mucho más generosos en cuanto a la dotación de mi beca.
ResponderEliminarSin embargo, hoy, si mi hijo me pidiera consejo y con la experiencia acumulada tras años de ejercicio profesional, seguramente le recomendaría que se dedicara a la gestión… y en Harvard…
A pesar de ello, mis años en París fueron inolvidables, sin duda de lo mejor que me ha ocurrido en la vida y no siento ningún tipo de arrepentimiento. La experiencia vital fue claramente muy superior a cualquier experiencia profesional, técnica o de gestión.
No me preguntes por qué pero otra idea que me evoca Boston es una película de adolescencia que transcurría en esas tierras: las bostonianas, era su título, y estaba protagonizada por Vanessa Redgrave y Cristhopher Reeve. La película relata las relaciones entre dos mujeres en tiempos del nacimiento del feminismo en plena reivindicación del sufragio universal, y otras ideas ligadas a los inicios del feminismo como la apertura de las universidades a las mujeres y el mantenimiento de los mismos derechos y oportunidades que los hombres. La película entraba además en terrenos resbaladizos en aquella época como la homosexualidad, y las diferencias entre el Norte y el Sur tras la guerra de la Secesión americana.
Y tu alusión a las flores. Noto que la primavera está haciendo mella en tus gustos… es la segunda vez que mencionas las flores en tus relatos. La primera parafraseando a Saint Exupery, la segunda recorriendo las calles de Boston. Por cierto, el olor a azahar en la primavera de Sevilla es uno de los mayores placeres de esta vida que no deberías perder. Lo dejamos para la próxima feria de Abril… Y en cuanto al precio de las flores, creo que tengo un criterio para imaginar cuál es el quid de la cuestión. Es un equilibrio de oferta y demanda: si las flores son caras en España es porque los españoles demandamos pocas flores y en consecuencia, la oferta se ajusta a la demanda, y los precios son altos. No es el caso en el resto de los países de Europa, yo diría del mundo. En Boston seguro que también pasa lo mismo.
Regalemos pues muchas más flores a nuestras parejas, amigos, familiares... Se sentirán mucho más queridos. Y además, les bajaremos el precio (a las flores)…
Luis puedo leer entre íneas: que sepas que el proximo ramo de flores que compré será para ti.
ResponderEliminarY que la próxima vez que vayamos a Sevilla en primavera me embriagaré de azahar ... a la sombra de la jiralda.