


Sábado 24 a Miércoles 28 de Julio de 2010
India
Días 53 a 58
EL VIAJE INTERIOR
La India levanta pasiones; a nadie deja indiferente. Hay gente que no querría venir y gente que sólo piensa en volver. Yo guardo una curiosidad expectante. Me han aconsejado que como un primer contacto evite el Sur (Bombay) y venga al Norte. Y aquí me recomiendan Delhi y Agra y, si es posible Benarés. Con 5 noches descarto Benarés y empiezo por Delhi.
La llegada a la terminal internacional y el viaje al hotel en el taxi son una inmersión sin flotador para un nadador novato. El tráfico de la India es peo que el que conocí en Tailandia, lo cual es difícil. Realmente una experiencia. El hotel en cambio una agradable sorpresa, sin grandes lujos pero moderno y con buenos servicios.
Para conocer la ciudad decido hacer un tour guiado. La primera parada el Fuerte Rojo (de Delhi, pues hay otro en Agra). El nombre se debe al color del ladrillo de sus muros. Este es el primero del numeroso conjunto de edificios que visitaré obra de los mogoles. Esta dinastía de musulmanes llegó a la India en el siglo XVI, y dominó el subcontinente indio durante 3 siglos, hasta la colonización británica. Su llegada acabó con una continua sucesión de reinos afganos, turcos y árabes, que nunca alcanzaron un control total sobre todo el territorio, y que dejaron atrás una fuerte animadversión hacia lo islámico en la población hindú, por la discriminación de su cultura. Además de la fortificación, el fuerte posee varias construcciones para el emperador y sirvientes, así como una mezquita.
La siguiente parada es la tumba de Humayun que data del 1565. Se construyó por orden de la viuda del emperador y tiene unas dimensiones enormes para una construcción de este tipo: se compone de un iwan principal y dos secundarios decorados con gres rojo y mármol, rodeados de parterres y jardines. A la derecha de la entrada, hay otro mausoleo de un sirviente del emperador, coronado por una cúpula central y 8 más pequeñas.
Anterior al período mogol, se encuentra Qutb Minar. Su construcción más destacable es una torre de victoria de 72 metros, con una base de 14 metros y una punta de 2,5 metros, que está fechada en 1199. Los restos de la mezquita adyacente es la más antigua de la India (Quwwat-ul Islam), y tiene inspiración afgana, aunque la ejecución es hindú.
En lo que queda del patio de la mezquita, hay una columna curiosa: tiene una altura de 7 metros y pesa 6 Tm, pero su interés es que es de hierro casi puro (99,5%), hazaña que la tecnología occidental no consiguió hasta el siglo XIX.
De la India posterior a la Independencia, un par de visitas: una anecdótica al lugar donde fue incinerado Gandhi (Rajghat), y un paseo por la residencia del Presidente de la República (Rashtapah Bhavan), el parlamento de planta circular, el Rajpath, que es el equivalente a los Campos Elíseos en Parías (sólo en su utilidad para las celebraciones oficiales), que comienza en la citada residencia presidencial y acaba en el arco de la India (arco del Triunfo de 42 m, que tiene el nombre de 85000 soldados hindúes). El paseo se usa durante el día de la Independencia, 15 de Agosto, para el desfile militar.
Estos edificios y su entorno, sí parecen reflejar el tamaño y el potencial de este país de 1000 millones de habitantes. Aquí no se adivina la miseria en la que viven millones de hindúes, y que es inevitable a la vista en cualquier otro lado de la ciudad y en el país en general.
Como el domingo en un restaurante nada pretencioso en las afueras, y como en el resto del viaje, la calidad es excelente, una vez obviado y asimilado, los excesos en el uso del picante. Me he reencontrado con la comida hindú de la que disfruté durante años en Gran Bretaña. Pero he de decir que los sabores me han parecido mejores aquí. ¿Será que todo está mejor en su lugar de origen o es el desgaste de la memoria? En cualquier caso tengo que volver a visitar alguno de los restaurantes hindúes en Madrid (o en Londres).
El lunes vuelvo a experimentar el caos del tráfico. De delhi a Agra (250Km) tardamos 6 horas, además de algún susto por el camino.
En Agra, visitamos el otro Fuerte Rojo, que es todavía más grande, pero que sólo puede visitarse en un tercio de su extensión, al contener los otros 2 tercios una guarnición militar. Aquí lo más destacado son las dependencias donde estuvo recluido el emperador Shah Jahan, inspirador del Taj Mahal, a manos de su hijo. Es el Kas Mahal, donde se puede contemplar unas estupendas vistas sobre el Taj Mahal.
Las cascadas, fuentes y estanques traen inmediatamente a la memoria nuestra alhambra, y se repetirán en el Taj Mahal. Es un elemento común con “mis” jardines japoneses, aunque en éstos prime la estricta simetría y la geometría rectilínea, contrastando con la asimetría japonesa.
Junto al Kas Mahal, el antiguo hamman o harén, y un edificio donde se recibía a las visitas, que recuerda a las columnas de Córdoba.
La omnipresencia del Taj Mahal, casi no deja hueco a otros monumentos como el mausoleo Itimad-ud-Daulah que hasta se apoda Baby Taj. Sin embargo, es más bien un precedente, de menor tamaño, pero también interesante en su decoración de piedras incrustadas y mármoles policromos traídos de distintos países. Se repite la estructura del Taj Mahal, y hay una entrada que hace de antesala y 2 mezquitas flanqueando el edificio principal.
Por fin el Taj Mahal, que por si sólo justifica la visita a Agra, e incluso a la India, dirían sus defensores. A pesar de que a veces un exceso de expectativas frustra la impresión, éste no es el caso. La puerta, recibidor de la propia tumba, cumple su propósito escenográfico. Es como una especie de grandioso telón que retrasa y controla la visión de la mole de mármol, sin estar exenta de belleza. Es un aperitivo.
Una vez traspasado su umbral, la vista se enfrenta a la belleza de la imagen que uno ha contemplado tantas veces en libros y guías. El jardín, las fuentes, la plataforma rojiza sobre la que se asienta, su blancura, sus dimensiones, su equilibrio, conforman un conjunto impresionante y que cautiva a primera vista. De cerca, gana por sus impresionantes dimensiones, por la belleza de la piedra y el trabajo de las incrustaciones.
Para completar la leyenda: la historia de amor que envuelve su origen. El emperador se casó varias veces con trasfondos políticos con hijas de reyes de distintas religiones, pero en realidad vivió un amor pasional con su 2ª esposa, con la que vivió 18 años y tuvo 16 hijos. A su muerte, quiso dejar un monumento digno de su memoria, y empeñó gran parte de los recursos del imperio en construir el Taj Mahal. Estos gastos y su intención de construir su propia tumba gemela del Taj pero en mármol negro, llevó a uno de sus hijos a derrocarlo y encerrarlo en el Fuerte Rojo.
La leyenda habla de esta obra de amor, pero para mí la verdadera historia no es la del emperador, sino la de su arquitecto. Se cuenta que el emperador mandó matar a la prometida de éste, para que emprendiera el dolor que él sentía. Seguramente, hubo más amor en la obra, por parte del arquitecto hacia su prometida, víctima inocente, que por parte del emperador, capaz de semejante aberración y barbarie.
Por último otro privilegio, que provoca el único (y mínimo incidente del viaje). El mismo día de la partida se inaugura la nueva terminal del aeropuerto de Delhi: lista unos meses antes de los Juegos de la Commonwelth de Octubre, y yo pierdo una maleta, que llega 1 día después.
La India me deja un sabor agridulce, como el de sus especias. Ha sido duro enfrentarse a la miseria. Aunque venía preparado, uno debe recordar que de nada vale una limosna puntual. Mi apadrinamiento de 2 niños de la Fundación Vicente Ferre, desde hace unos años, es más útil y más beneficiosa que una propina durante el viaje.
Por otro lado, el corto en el tiempo contacto cercano con la población ha sido muy positivo. En los 2 hoteles, a pesar de no aceptar propinas, los empleados han sido simpatiquísimos: lo mejores del viaje, junto con oro hindú que encontré en San Francisco. Pero para saborear y profundizar en esa buena impresión hace falta un contacto más cercano y más prolongado en el tiempo. Tiempo que para este viaje se acabó
FRASE DEL DIA
En este caso de Albert Einstein sobre la relatividad, del tiempo y de todo lo demás…
“Cuando una pareja de enamorados se sientan juntos en el césped durante una hora les parece un minuto. Pero que se sienten en un horno caliente durante un minuto … les parecerá una hora. Esto es la relatividad”
Y una alusiva al motor del Taj Mahal
“Lo que hagas, hazlo siempre con amor”